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jueves, 15 de mayo de 2014

Conectando con la práctica: el teatro del oprimido.

No en pocas ocasiones hemos transmitido nuestra voluntad de dar un giro a la metodología de la titulación, en la necesidad de palpar prácticas reales como educadores y educadoras en proceso de formación. Parece ser que en los libros queda más que plasmado que teoría y práctica deben ir de la mano. Pero, como hemos podido comprobar hasta el día de hoy, la práctica ocupa un lugar mínimo en los espacios de nuestra formación profesional.

No obstante, el pasado miércoles 14 de Mayo, tuvimos una doble oportunidad, pues presenciamos dos teatros que pretendían ahondar en la conciencia de los participantes y despertar emociones y sentimientos. Por un parte,  pudimos participar en una sesión de teatro por la infancia, una infancia que vive invisible a nuestros ojos. Fueron muchas escenas las que despertaron en nosotras reflexiones y sentimientos y emociones. Seguidamente, se nos mostró y se nos hizo participes del teatro del oprimido, una herramienta de concienciación y transformación social para todo educador o educadora social, y en suma, para todo profesional del campo de lo social. Se trató de una sesión de iniciación al teatro, un primer contacto con el mundo del teatro.

El teatro es una de las herramientas para trabajar con colectivos, pero no solo para intentar concienciar para que las personas que se encuentran en esa situación se conciencien e intenten empoderarse para intentar excluirse de la misma, sino también para trabajar la sensibilización, extrayendo la creatividad que vive en todos nosotros, planteando situaciones de opresión, representándolas, y sobre todo, intentando conectar con las personas que se encuentran oprimidas.



La sesión siguió una estructura, la misma que hemos utilizado para plantear cada una de nuestras sesiones del proyecto “acercándonos al mundo del teatro”, los 4 pasos de Tomás Motos:

1. Puesta en marcha mediante diferentes dinámicas al inicio de la sesión como manera de “calentar motores”, de centrar la atención del grupo en lo que allí va a suceder.
2. Sensibilización
3. Expresión. Esta se trata de la actividad central, la que ocupó mayor tiempo de la sesión, pues se trató de una actividad que intentaba despertar la capacidad creativa, pues cada grupo tenía que congelar mediante el cuerpo de cada uno de sus componentes una situación de opresión vivida.
4. Evaluación.  En esta fase es tiempo de reflexión, de poner una palabra a aquello que nos ha transmitido la sesión.

Esta sesión nos hace reafirmarnos todavía más en lo que transmitíamos al principio, pues ha quedado demostrado el poder del aprendizaje mediante la práctica, mediante el contacto con esa realidad, y en este caso, con el teatro. Nos hemos dado cuenta que ese concepto de teatro, que al parecer es simple, es en realidad complejo y está cargado de dificultades a la hora de manejarlo, pero que con la implicación y la formación en el mismo, con miles de posibilidades de formación, nos podemos vincular con él para utilizarlo en nuestra futura profesión, la educación social.

“Compartir, ayuda, emociones, sentimientos, entretenimiento, alegría…” Estas son algunas de las palabras que nos transmitió la sesión. 


Maribel Bordal, Begoña Granell y Neus Zapater.


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