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jueves, 10 de abril de 2014

Museo de etnología. Centre Cultural la Beneficencia.

“El museo de las prohibiciones”, así es como lo calificó una persona tras el pequeño incidente que ocurrió previamente al comienzo de nuestra visita al museo. Un guardia prohíbe la entrada de un juguete (monopatín) de una compañera al recinto. Este suceso da cuenta de la falta de flexibilidad por parte de este trabajador, pues de la misma manera que  se habilita un espacio para depositar objetos personales, se podría haber guardado en él sin inconveniente alguno.

No queríamos comenzar con la narración de esta nueva experiencia socioeducativa, sin antes expresar nuestra opinión acerca de dicho caso. Nos centramos pues en los aspectos socioculturales y educativos que pudimos observar en dicho espacio cultural, el museo.

En cuanto a su estructura, el museo se asemeja a una cárcel, ya que históricamente en él se encontraban todos los huérfanos porque se trataba de una casa de Beneficencia. Tras la transición, pasa a manos de la diputación, convirtiéndose al mismo tiempo en un espacio cultural. Actualmente, es un museo familiar de cultura popular y tradicional. En el momento que se reformó, pasó a tener un aspecto mucho más vanguardista, combinando su parte más moderna y la más rural.

No obstante, de todas aquellas salas con las que cuenta dicho museo, resaltamos el aula de didáctica, ya que es el espacio donde podemos operar en el campo de lo social como futuros educadores sociales. Podemos preguntarnos, ¿cuál es entonces el papel o la función del educador social como profesional en este tipo de espacios? La respuesta no es sencilla si polarizamos la función únicamente con la práctica de exposiciones o visitas guiadas. Pero, de la misma manera que las misiones del museo son diversas, también lo son las de un educador social en este espacio de educación no formal, desde dinamizar los grupos, organizar los espacios, hasta realizar visitas guiadas.

También, cuando se nos pregunta por el concepto de museo, solemos responder casi de manera automática, que son exposiciones. Sin embargo, la función de los museos no es únicamente la de mostrar y explicar la cultura, tradición o las costumbres en este caso valencianas, sino que tiene diferentes misiones como son

  • Proteger/conservar el patrimonio. 
  • Investigar.
  • Difundir y enseñar al público.
En el caso de las exposiciones a la que hacíamos referencia anteriormente, podemos encontrar tanto exposiciones permanentes como temporales. Las temporales. Como su propio nombre indica, son exposiciones que se exponen durante un periodo de tiempo determinado, mientras que como exposiciones permanentes cuentan con la ciudad, “l`horta marjal” y la “muntanya i secà”.

En cuanto a la metodología, de entre los aspectos más singulares y característicos resaltamos  la manera de comunicar, la importancia de cómo se comunica y no tanto de los contenidos que se transmiten, buscando siempre algún aspecto que conecte con la vida de los visitantes, ya que es esto mismo lo que tiene que guiar la actividad. Quizás, es esto mismo lo que se echó en falta en la narración de la visita guiada, pues careció de cuestiones hacia los visitantes, ya que en ningún momento se lanzaron preguntas abiertas que despiertan el interés de los asistentes.  

Además, es importante gestionar la didáctica, desde que se inicia una actividad o taller hasta que se consigue el “producto final”.

Los talleres son una herramienta para dinamizar a través de los juegos a un grupo. Concretamente, los tres que se realizan en el museo y segmentando a los grupos son el que se realiza con los niños, el “joc de l’horta” que se trata de una oca que representa el ciclo del cultivo y “enrol” mediante el cual se utilizan 16 personajes de la ciudad de valencia y se lanzan 36 preguntas a las que hay que responder. La finalidad de cada uno de los talleres es que el grupo identifique aspectos tradicionales y culturales de Valencia.

En todo lo anterior, hemos querido concentrar aquello que, como futuros profesionales del campo de lo social, se nos quiso comunicar de manera clara y concisa, pues es imprescindible que conozcamos otros espacios culturales y la manera en que se conecta con la cultura. Nos quedamos con una de las frases que guían las actuaciones de los profesionales que intervienen en el aula de didáctica, “es importante la organización de los espacios y tiempos adecuados, así como los recursos”. Y es que está en eso mismo, en la organización, el todo si lo que queremos en conseguir los objetivos que nos proponemos como profesionales. Sin una buena organización de los espacios y los tiempos, difícilmente podremos comunicar adecuadamente aquello que se pretenda.

Maribel Bordal, Begoña Granell y Neus Zapater



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