El nombre de nuestra entrada, hace alusión a un titular extraído de la web "Yo me tiro al monte".

A
partir de la aprobación de la última ley de Educación (LOMCE),
observamos cómo el debilitamiento de las materias artísticas va
creciendo e incluso se ven abocadas a la desaparición. En concreto,
la educación artística, siendo éstas, música y plástica, están
relegándose en un segundo plano convirtiéndose en materias
optativas a nivel de Educación Primaria e incluso excluyéndose del
curriculum dependiendo de las Comunidades Autónomas correspondientes
y la competencia que estas mismas otorguen a la autonomía de los
centros educativos. Al mismo tiempo que se limita el peso en materias
artísticas, se hace obligatoria cursar la asignatura de religión o
valores cívicos, quedando así reflejado, que con la primera opción
se deja entre ver un posicionamiento un tanto conservador, además
con respecto a la segunda de ellas (valores cívicos), también
observamos una postura basada en el interés de aquellos que
gobiernan.
Uno
de los aspectos que marca la diferencia con respecto a legislaciones
anteriores, es el hecho de que estas materias computen en la nota
final académica del alumno.
Desde
nuestro punto de vista, no concebimos la enseñanza sin un
aprendizaje a través de las materias artísticas, puesto que son
estas las que fomentan el desarrollo de la persona y despiertan su
creatividad.
Entendemos que asignaturas como la música y la plástica no deberían de verse alteradas a lo largo de la educación primaria y secundaria. De la misma manera, ¿donde queda el arte?, ¿por qué se deja en un segundo plano? ¿por qué se le da prioridad a materias como las matemáticas y las ciencias en sí? En los últimos años, la escuela persigue valores economicistas, ya que se concibe la educación desde una perspectiva competitiva, encaminada a lograr el éxito y la adquisición de un mejor trabajo, creando una fuerte rivalidad, a través de la formación en multitud de competencias.
Esto no es más que una vuelta a las cavernas, un retroceso a una enseñanza instructiva, en lugar de fomentar un pensamiento crítico y creativo de la realidad.
Maribel Bordal, Begoña Granell y Neus Zapater.
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