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jueves, 27 de marzo de 2014

El teatro como herramienta socioeducativa.


Aprovechando que hoy día 27 de Marzo se celebra el día internacional del teatro, dedicamos la entrada a todos aquellos que, de alguna manera, están estrechamente vinculados a este ámbito y forma parte de su vida, pero también lo utilizamos para animar a todo aquel que todavía no conoce dicha herramienta, de entre los cuales nos incluimos, para que se interesen por ella, porque es muy útil para nuestro trabajo en las diferentes realidades sociales. 

Como futuras educadoras sociales debemos disponer de gran cantidad y diversidad de herramientas a la hora de realizar nuestro trabajo. De la misma manera que las artes plásticas, la animación, la música o la cultura, el teatro y más concretamente el teatro social es otra herramienta poderosa y socioeducativa mediante la cual podemos transformar. No obstante, aunque es útil para los educadores sociales porque nos ofrece muchas posibilidades para trabajar con las personas, requiere una formación con un determinado tiempo.

Pero, si se considera necesario disponer de una formación personal en este ámbito, ¿por qué no se dedica un espacio al teatro en las formaciones de los futuros profesionales del campo de lo social (animación sociocultural, integración social, educación social, trabajo social)? No conocemos el motivo, pero lo que sí nos consta es la escasez de asignaturas, concretamente en Educación Social, que hacen alusión al tema del teatro para trabajar con grupos sociales. A día de hoy, tan solo se nos ha informado acerca de la importancia del teatro en una asignatura, específicamente en la de “Programas de acción sociocultural y educativa”. Es por esto mismo que si un profesional dispone de interés por trabajar en el ámbito teatral se debe especializar por su cuenta.

A partir de la idea principal de teatro de la que partimos, es imprescindible indicar la importancia de ser una herramienta tanto de transformación personal (individual) como colectiva (del grupo con el que trabajamos), implicando en esta última la participación. Transformación personal porque nos permite conocernos a nosotros mismos, despertar nuestras capacidades expresivas y desmecanizar nuestras acciones para ser más versátiles y dueños de nuestras respuestas; y transformación colectiva en tanto en cuanto se genera cohesión grupal y se empatiza con el resto de los participantes.

Tal y como afirma Xavier Úcar Martínez, “la animación teatral es aquel conjunto de prácticas socioeducativas con personas, grupos o comunidades que, a través de metodologías dramáticas o teatrales, genera procesos de creación cultural y persigue el empoderamiento (empowerment) de los participantes”.

Además, hay que tener en cuenta que en este ámbito teatral caben diferentes denominaciones con algunos matices tales como teatro aplicado, teatro para el desarrollo, teatro comunitario, animación teatral, teatro del oprimido y teatro social, al cual ya hacíamos referencia por tener una denominación bajo nuestro criterio más adecuada a la educación social.
Más concretamente el teatro aplicado tiene diferentes fuentes:
1.      Ruptura con el teatro tradicional, con la estética, los espacios, etc.
2.      Incluye la pedagogía crítica de Freire. El teatro mediante la educación problematiza, el actor se educa y este último no solo se educa, sino también es facilitador.
3.      La idea del espectador o teatro foro propuesta por Boal, siendo el público partícipe de la obra.

El último aspecto que queremos abordar es el ejercicio que trabaja el teatro desde su vertiente más social: el teatro del oprimido, de la misma manera que el teatro foro que propone Boal. El teatro del oprimido, como su propio nombre indica, es aquel teatro que se sirve de situaciones de opresión que se establecen en nuestras vidas diarias. El objetivo es generar la participación del público, de los espectadores teatralmente hablando, para que sean éstos mismos los que cambien la situación de injusticia a la que se les somete en determinadas ocasiones. La parte más central de Boal es precisamente ésta, la de hacer partícipes de la obra a las participantes. Pero, ¿cómo hacer partícipes a las personas? La participación se puede incitar de algunas formas. El lanzar preguntas sobre cómo salir de la situación de discriminación u opresión que se ha planteado en la obra, es una forma muy eficaz de conseguir involucrar a los sujetos expectantes.

En definitiva, el teatro es una herramienta de concienciación y transformación social que nos permite abordar diferentes situaciones de los sujetos con los que se trabaja. Sin embargo, hay que tener presente que es un ámbito que requiere aprendizaje personal.


Maribel Bordal, Begoña Granell y Neus Zapater. 

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