La cultura es sin duda, un
aspecto que asimilamos desde un primer momento, algo que nos viene dado y que
tomamos nuestro, sin embargo en muchas ocasiones nos encontramos ante la duda
de sí la cultura que hemos adquirido es realmente la que nos corresponde.
En la actualidad, existe una
categorización de la cultura, no obstante, consideramos que no es adecuado
hablar de culturas predominantes “mejores” que otras puesto que son diferentes
y aquí realmente encontramos el valor y riqueza de la diversidad cultural y de
la interculturalidad.
Observamos en multitud de
ocasiones, que nuestra cultura actual está ligada a una cultura dominante, la
cual viene defina por un sistema monetario.
Por el contrario, entendemos que la
cultura debe ser regida por los organismos internacionales, como es el caso del
sistema educativo como transmisor de cultura. El estado de la cuestión viene
motivado por esa idea de eficiencia económica que llega a los ámbitos educativos
y culturales y que produce un alejamiento de la cultura propia de un lugar.
Desde esta perspectiva nace la democratización
de la cultura, con el fin, de facilitar el acceso a las actividades
culturales de todos los ciudadanos y ciudadanas y por otro lado, ayudar a que la cultura dominante sea un
beneficio de toda la población, el problema surge cuando no llega y no
satisface, es decir, no llena las diferentes dimensiones personales de los
individuos, por tanto, surge la contracultura. La contracultura es el intento de crear otro tipo de cultura que
no sea la que se encuentra mayormente aceptada, de alguna manera que todos los
ciudadanos participen en la cultura, estaríamos hablando aquí de democracia cultural.
La contracultura nace en las décadas
de los 60 y 70, siendo un movimiento juvenil que ideológicamente se define por
su radicalidad y su mezcla de ideologías y propuestas.
La población, al no encontrarse satisfecha con la cultura dominante, reivindica
otro tipo de cultura, con la premisa principal de que el arte tiene la capacidad
de poder contribuir a transformar la consciencia y los impulsos del ser humano
y por tanto, lograr cambiar el mundo.
Por todo ello, desde el arte
podemos encontrar a diferentes artistas que se encuentran vinculados con la
idea de contracultura. Un ejemplo de ello, lo podemos observar en el escritor y
poeta uruguayo Mario Benedetti, el cual cree “en la posibilidad de un futuro mejor a través de la revolución y una cultura alternativa que debe
restaurar esa verdad histórica, despojarla de falsificaciones, desenterrarla en
fin”.
Contracultura
es, en sentido completo, diferentes valores y formas sociales de entender
nuestra realidad, podemos encontrar dentro de ella, desde los movimientos
hippies hasta el movimiento punk.
Para
finalizar, os dejamos con un poema de Jorge Enrique Adoum, escritor,
político y diplomático ecuatoriano que refleja de manera clara, los principios de la contracultura
en su poema «Pasadología»:
“Contra tú y tus tengo
miedo
contra yo y mi certeza al
revés
contra nosotros mismos
o sea contra todo”
Maribel Bordal, Begoña Granell y Neus Zapater
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