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miércoles, 19 de febrero de 2014

Animación Sociocultural. Hacia una participación real

¿A qué atribuimos la idea de la Animación Sociocultural?

A menudo, solemos vincular al profesional de la animación sociocultural como una figura de diversión y animación, incluso aquellas personas que tenemos relación directa con el ámbito socioeducativo; en general y más concretamente, tendemos asociarlo con la idea de “payaso”.

Por el contrario, bajo nuestro punto de vista, la animación es mucho más que una dinamización. Tal y como afirma Gillet en su libro “La animación en comunidad. Un modelo de animación socioeducativa”  la animación es una praxis, esto significa que cuando hablamos de animación hay intención de cambio social, entendiendo que este  se pueda llevar bajo una educación activa.

Sin embargo, es necesario irse a la raíz del término para poder analizar este concepto. Así, esta concepción podemos englobarla dentro de dos términos, concebidos como independientes: cultura y sociedad.

Hablamos de animación social porque dinamiza e interactúa en un sentido bidireccional con diferentes grupos sociales. Por su parte, haríamos referencia  a la animación cultural en tanto que busca qué con las acciones de los grupos sociales se contribuya a crear cultura y participar en esta.

A partir de las ideas anteriores ya podemos forjar nuestra propia idea de Animación Sociocultural, pues entendemos  esta como el proceso por el cual mediante diferentes acciones se pretende además de integrar a los sujetos en su medio social y cultural, que estos transformen con su participación activa el entorno sociocultural en el que se desarrollan.



Además, cuando hablamos de animación es necesario explicitar las funciones que tiene el profesional. Destacaremos un proceso mediante el siguiente esquema:



A nuestro entender, esta idea de Animación Sociocultural está estrechamente vinculada con la Acción Comunitaria, pues el objetivo final de esta es que los participantes sean agentes transformadores de su propio desarrollo.

Por último, vamos a exponer una pequeña consideración de una Animadora Sociocultural y estudiante de Educación Social, que a pesar de no haber ejercido como Animadora tras su titulación, sí que proporciona su propia visión al preguntarle la siguiente cuestión: ¿Qué sentido tiene hablar de Animación Sociocultural independientemente de la Educación Social?

La Animación Sociocultural se me planteó como un posible puente hacia la Educación Social  y como un trabajo que aunque en el sentido propio de la palabra trabajo no se puede considerar como solidario, sí que se trata de una profesión que contribuye al bienestar de personas vulnerables o en riesgo de exclusión social. Posible puente porque permite que dos partes u orillas que aparentemente están enfrentadas y con esto me refiero a la Animación Sociocultural y a la Educación Social, puedan estar a la vez unidas. Ambas profesiones, tanto la del Animador Sociocultural como la del Educador Social, recorren aunque no el mismo, un camino paralelo que les permite experimentar realidades similares. Intervienen por y para los colectivos vulnerables. Es por ello por lo que no puedo entender la una sin la otra, pues además, la Animación Sociocultural forma parte de uno de los ámbitos de la Educación Social.
Quizás, uno de los aspectos que hallo como posible diferenciación es precisamente ese sentido de “cultural” que si que integra el profesional de la Animación. No obstante, el hecho de lo social, lleva consigo una integración del sujeto de la educación en la sociedad, en la cultura, en la vida. 


Para finalizar, os dejamos con una viñeta que hemos realizado la cual ejemplifica de manera paródica las diferentes visiones en torno a la Animación Sociocultural tal y como hemos hecho referencia anteriormente. 






Maribel Bordal, Begoña Granell y Neus Zapater

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